La cultura es la dimensión relegada de la desigualdad. Ni los derechos culturales tienen un papel significativo en las estrategias para abordar la creciente desigualdad en las ciudades, ni la equidad es la prioridad en la agenda de las políticas culturales. Aunque también es limitada la investigación que se desarrolla sobre estos temas, sabemos que existen (y persisten) desigualdades en la participación, la creación o la producción cultural, al menos en el ámbito en que intervienen las políticas culturales. Y que estas desigualdades importan. Este artículo desarrolla dos ideas sobre las desigualdades en el ámbito de los derechos culturales.
La primera es que estas desigualdades son multidimensionales y multifactoriales. Existen desigualdades en cada una de las tres dimensiones de los derechos culturales (participación, producción y decisión), que se explican por múltiples factores resumidos en tres conceptos: la diferencia, los recursos y la conexión.
La segunda idea es que las respuestas a las desigualdades en los derechos culturales necesitan ser integrales: públicas (pero no sólo institucionales) y desde la diversidad. Ni lo público se reduce a lo administrativo institucional, ni hacer frente a las desigualdades significa homogeneizar. La diversidad no siempre está exenta de desigualdades, pero es un activo fundamental para cualquier estrategia en favor de la equidad. El objetivo es, en definitiva, reducir la brecha en las condiciones de vida y trabajo vinculadas a los derechos culturales, la desigualdad de oportunidades pero también de resultados.
Puedes leer el artículo completo, publicado en el espacio de «Pensamiento» de Cultura y Ciudadanía.