Para tu derecho a participar en la vida cultural de la ciudad, el código postal importa (y mucho). Esta es una de las principales conclusiones de la segunda edición de la Encuesta de derechos culturales de Barcelona, desarrollada por el Ayuntamiento de esta ciudad. La encuesta analiza la diversidad de maneras de vivir la cultura, así como las desigualdades que algunas personas y comunidades sufren en el ejercicio de sus derechos culturales. Barcelona es una de las pocas ciudades del mundo que cuenta con una encuesta que permite definir y evaluar el estado de los derechos culturales de su población. Como profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, he formado parte del equipo director de la encuesta (junto con Montse Tort i Assumpta Manils). Aquí resumo algunas de los resultados y conclusiones más relevantes de la encuesta.
La importancia del barrio
Los resultados de la encuesta evidencian que en algunos barrios es más difícil ejercer el derecho a la cultura, dada la acumulación de factores que generan desigualdad. Así, mientras el 58% de las personas que viven en barrios de renta baja asisten regularmente a actividades culturales, este porcentaje crece hasta el 75% en los barrios de renta alta. Ahora bien, la encuesta también deja claro que el barrio es fuente de vida cultural. El derecho a la cultura se vive en muchos barrios a través de actividades y espacios no siempre reconocidos como culturales. Y esta parece una tendencia creciente en el contexto puesto-pandemia. Así, ante la pregunta abierta “para usted, cuáles son los 3 espacios más importantes para la vida cultural de un barrio?”, el 54% de las personas menciona un parque, una plaza o una playa. Estos “otros” espacios de vida culturales son reconocidos en todo los tipos de barrios, y todavía más entre las personas que viven en barrios de renta baja. Por su parte, el 41% de las personas encuestadas menciona los centros cívicos y las bibliotecas entre estos espacios culturales, un porcentaje similar independientemente del barrio.
En cuanto a las necesidades culturales, la encuesta detecta que todo el mundo tiene alguna, pero que determinadas personas manifiestan mayor necesidad de participar en la vida cultural de la ciudad. Mientras el 53% de las personas que viven en barrios de renta alta querrían dedicar más tiempo a la “práctica” cultural (tocar instrumentos, pintar, escribir, etc.), este porcentaje crece hasta el 59% en los barrios de renta baja.
La encuesta evidencia también que las personas otorgan valor a la cultura, independientemente del barrio donde viven. Así, en una de las preguntas de la encuesta, se pidió las personas que puntuaran entre 0 y 10 la importancia de impartir clases de arte y música en las escuelas e institutos. El resultado fue de casi 9 puntos, tanto en los barrios de renta alta, como media y baja. En este mismo sentido, en todos los barrios las personas quieren decidir sobre su vida cultural. El 66% de las personas que viven en barrio de renta baja ha participado o le gustaría participar en la organización de alguna actividad cultural. Un porcentaje que crece hasta el 73% en los barrios de renta alta.
El entorno familiar, otro factor clave
El entorno familiar condiciona la actividad cultural de las personas y el ejercicio de sus derechos culturales. Uno de los ámbitos donde más claramente se detectan desigualdades vinculadas a la familia es en la formación o educación artística. Mientras el 33% de personas que provienen de familias con más práctica cultural tienen alguna formación musical, este porcentaje cae hasta el 18% en familias donde la práctica cultural ha estado más baja.
En este mismo sentido, la encuesta evidencia que las desigualdades afectan los derechos culturales de los niños y niñas. En los barrios y entornos familiares con más recursos, los menores pueden ejercer más (y más a menudo) sus derechos culturales. Mientras en los barrios de renta alta el 77% de las familias realiza de manera habitual 3 o más actividades culturales con los hijos/as, este porcentaje cae hasta el 64% en los barrios de renta baja.
El género y el origen: cuando la diferencia es desigualdad
La encuesta de derechos culturales de Barcelona evidencia la importancia de la identidad de género y el origen (migratorio) para la vida cultural de las personas. En este sentido, el cierre de espacios culturales afecta todo el mundo, pero a algunas personas más. Así, el 17% de las mujeres encuestadas se vio muy afectada por el cierre de los centros cívicos, ante el 11% de los hombres. En cuanto al cierre de bibliotecas, el 21% de las personas con nacionalidad extracomunitaria se muestra muy afectada (un porcentaje que cae hasta el 13% entre las personas nacidas en la Unión Europea). También en relación en las bibliotecas, mientras el 22% de las personas que viven en barrios de renta muy baja se muestran muy afectadas por su cierre, este porcentaje es muy menor en los barrios de renta muy alta (7%).
Una situación similar se detecta en relación en los centros de culto, que afectó mucho más a las mujeres, a las personas de origen extracomunitario y a las personas que viven en barrios de renta muy baja.
Una metodología rigurosa e innovadora
El trabajo de campo de la Encuesta derechos culturales de Barcelona se desarrolló el 2022 e implicó la realización de 1.600 encuestas repartidas por tres tipos de barrios de la ciudad (renta alta, mediana y baja). Esta metodología permite la representatividad de los resultados por la conjunto de la ciudad y para cada tipo de barrio señalado. En esta segunda edición de la encuesta, el cuestionario mantiene gran parte de las preguntas de la primera edición, para facilitar el análisis de la evolución de los derechos culturales de la ciudadanía. Además, incorpora nuevas preguntas a partir del análisis otras encuestas a nivel local e internacional y del debate y contraste con diferentes grupos de personas.
Se puede encontrar más información, resultados y datos de la encuesta aquí (presentación) y en la web del Observatorio de Datos Culturales de Barcelona.
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